#ElPerúQueQueremos

Una extraña, muy extraña relación

Publicado: 2011-03-07

Desde que pensé escribir este capítulo se me ocurrió titularlo “Este es el Comercio, ¿que les parece?”. Luego consideré que era un título muy áspero, tanto porque hacía recordar el famoso estribillo aprista como por la relación de amistad que tengo con los Paco Miró Quesada, padre e hijo, y mas aún considerando que Francisco Miró Quesada Cantuarias fue íntimo amigo de Fernando Belaúnde Terry y su primer y muy eficiente Ministro de Educación en el primer gobierno de 1963.

Pero como los hechos que voy a recordar son indiscutibles, innegables, no tengo más remedio que ponerlos en conocimiento de los lectores que –estoy completamente seguro- se asombrarán de los hechos que les haré conocer.

En honor a la amistad personal con los Miró Quesada, ya mencionada, me voy a abstener, exprofesamente, de calificarlos. La opinión, el juicio, el comentario o la conclusión las dejo al criterio de cada lector.

Los hechos se refieren a la relación del diario “El Comercio” con Fernando Belaúnde Terry, concretamente la relación en 1956, en 1968 y la última, la de 2006.

Cuando redacté el primer tomo de Rescate de la Memoria, subtitulado El 56 quise rescatar del olvido lo que había ocurrido 50 años antes, la campaña electoral de 1956 y de la cual no existía ningún testimonio escrito y después tampoco se ha publicado otro.

Ese interés era personal por el orgullo de haber sido protagonista de lo que –califique en el libro como “una fiesta de la juventud del entusiasmo, del civismo, de la imaginación y la audacia”(*) y era político por que la gesta que significó la campaña electoral del 56 fue el inicio de la rutilante, meteórica carrera del político mas importante de los últimos cincuenta años como fue Fernando Belaúnde Terry.

Al redactar El 56 no solo apelé a mis recuerdos personales, conversé mas de una vez con los participantes de esa campaña y naturalmente tuve que ir a la hemeroteca de la Biblioteca Nacional y revisar diarios y revistas de la época que informaron de la campaña que para Bealúnde se inició el 11 de marzo de 1956 cuando recibió la petición del Frente Nacional de Juventudes Democráticas que le solicitó su autorización para recabar firmas de adhesión a su candidatura presidencial y terminó el 17 de junio cuando se cerró la campaña electoral. Fue una jornada que duró 3 meses y una semana. Finalizada ésta, Belaúnde de inmediato fundó Acción Popular calificándola como “la nueva fuerza cívica que se ha opuesto gallardamente a la triple alianza de la consigna, del rezago político del pasado y de un gobierno arbitrario y despótico. Tiene también la honrosa característica de su origen netamente democrático. Por eso la llamamos y la llamaremos siempre Acción Popular”.

Al buscar información en la hemeroteca encontré que en ella no aparecía al mes de Mayo de 1956 correspondiente al diario la Prensa lo que resolví revisando ejemplares del diario Última Hora que, como lo dije en el Rescate de la Memoria el 56” era el diario que junto con la Prensa proporcionaban la mayor información sobre Belaúnde y su campaña. Daban noticia casi diaria de sus desplazamientos, discursos y declaraciones.

La revista Caretas fue generosa con la información sobre Belaúnde calificando el incidente del 1ro de Junio con este subtitulo “Asi nacen los líderes”.

La Crónica no dijo nada sobre Belaúnde y su campaña, lo que era más que lógico, pues era el diario de la familia Prado.

Pero lo que mas me sorprendió fue que el diario “El Comercio” no informó nada, absolutamente nada, sobre Belaúnde. Ni siquiera sobre el lanzamiento de su candidatura y naturalmente no informó nada sobre lo que decía, pensaba o hacía Belaúnde.

Me pareció tan escandaloso el silencio del diario “El Comercio” que tuve que consignarlo en el libro El 56 con esta frase: “Y de los diarios, los únicos que informaron sobre la campaña de Belaúnde fueron la Prensa y Última Hora. Para el diario decano de la prensa nacional Belaúnde fue inexistente, o el hombre invisible”.(*)

Al presentar el libro comenté con mas de un amigo esta actitud del Comercio que incumplía una de las obligaciones esenciales de un medio de expresión, que es la de informar. Y mis amigos me recordaron que otro de los candidatos era el Dr. Hernando Lavalle que estaba emparentado con los Miro Quesada y era por tanto el candidato del Comercio.

No podía serlo Manuel Prado que era el candidato del APRA.

Este episodio del extraño silencio del 56 fue olvidado con el tiempo y cuando Belaúnde asume el mando en 1963 nombra como su primer Ministro de Educación al Dr. Francisco Miró Quesada Cantuarias quien ya había realizado un ensayo explicando, con su alta capacidad de filósofo, porque era humanista la expresión de Acción Popular “el Perú como doctrina”.

La relación de Fernando Belaunde y de Acción Popular era casi inmejorable con el Comercio. Ante la oposición irracional del aprismo que, abusando de su mayoría parlamentaria censuró a diez ministros todos ellos muy calificados, el gobierno siempre tuvo el apoyo del diario El Comercio y cuando Francisco Miro Quesada Cantuarias fue víctima de la censura, Belaúnde lo nombró Embajador del Perú en Francia.

Esa posición de apoyo del Comercio a Belaúnde y su gobierno se mantuvo inalterable aún hasta el Mensaje Presidencial de Belaúnde en Julio de 1968, en el que se anunció la solución total con la IPC sobre el casi secular problema con el gobierno del Perú y sobre este tema editorializó el Comercio en estos términos. “Nos complace muchísimo reconocer que de acuerdo con esos vivos reclamos nacionales el anuncio hecho por el Presidente Belaúnde en su mensaje marca un paso fundamental y afirmativo y cierra una larga y triste historia de negaciones y claudicaciones. El Perú ha reivindicado totalmente sus yacimientos de la Brea y Pariñas. La Internacional Petroleum Company, como una compensación a su explotación ilegal de tantos años se allana a entregar al Estado toda la extensión superficial que no estaba en conflicto y las instalaciones destinadas a la extracción de hidrocarburos, inclusive los 1,300 pozos en pleno trabajo y prosigue así: “Por eso es con verdadero júbilo como comprobamos hoy que los yacimientos ya están reivindicados jurídicamente que se hallan inscritos como nuestros en los Registros Públicos, que ante la presencia del Jefe del Estado la empresa Petrolera Fiscal va a tomar posesión física de ellos y que los va a operar directamente”.

Esta actitud de adhesión tan entusiasta a la solución de un problema nacional de tan larga data fue variando en una especie de concierto con quienes representaban posiciones de la extrema izquierda y de políticos y personas que no soportaban que Belaúnde hubiera resuelto un problema de esa magnitud quitándoles, para siempre, esa bandera.

Hay que revisar las ediciones del diario El Comercio de Agosto y Setiembre de 1968 para advertir que El Comercio, al igual que la revista oiga y tantos otros órganos de expresión encendieron la hoguera para preparar el golpe de estado que derrocó a Belaúnde el 3 de octubre de 1968.

En Rescate de la Memoria III al analizar ese golpe de estado titulé el capítulo como “Sinrazón de un golpe de estado” y comenté que “para quienes apreciaban la extraordinaria obra material del gobierno de Belaúnde, su indiscutible y acrisolada honradez, su escrupuloso respeto a la democracia y la constitución fue un hecho inconcebible su derrocamiento el 3 de octubre de 1968”(*).

Sería muy extenso reproducir las razones que expuse en ese libro para calificar

ese golpe de estado como un hecho verdaderamente repudiable, un verdadero atentado contra la democracia y la Constitución, en contra de un hombre que era un auténtico estadista y que representaba la probidad y la decencia.

El diario El Comercio, el decano de la prensa nacional, que se reputa, asimismo, como auténtico defensor de la democracia, al diario que había sido testigo excepcional de la ejemplar conducta de Fernando Belaúnde Terry, que lo había apoyado en sus batallas con una mayoría hostil y malintencionada, que había aplaudido la revolucionaria reforma tributaria promulgada el mes anterior, que había saludado la solución del problema llamado la Brea y Pariñas en el editorial cuyos párrafos hemos transcrito, ese mismo diario editorializó el 4 de octubre, al día siguiente del golpe con estos términos.

“En menos de venticuatro horas la vida política del país ha dado un viraje, por muchos sectores temido ante la inexplicable acumulación de circunstancias que, poco a poco, distanciaron al gobierno del Presidente Belaunde de dos tradicionales columnas de respaldo: la opinión pública y la Fuerza Armada. Es inútil disfrazar la realidad con visiones o espejismos. El proceso que ha culminado con el derrocamiento del Presidente de la República y la clausura del Congreso no se ha incubado antier, ni una semana antes. Es el resultado penoso de un lento deterioro institucional que puso a prueba no solo la habilidad política de los grupos dirigentes que eso sería objetivo y secundario sino principios fundamentales para el equilibrio social del Perú cuales son la soberanía, la autoridad, la moralidad pública y el sentido de generoso desprendimiento que debe animar la conducta pública de los hombres que desempeñan una misión en el curso de una democracia”.

Espera el país que la Fuerza Armada cumpla las promesas solemnemente formuladas. Espera la ciudadanía que el problema de la Brea y Pariñas sea total y definitivamente saldado (sic) en armonía con las aspiraciones populares”.

“Aguarda asi mismo como lo expresa el estatuto del Gobierno de las Fuerzas Revolucionarias que se logre la moralización pública y privada, la mejora de los niveles de vida, la defensa de la soberanía y dignidad nacionales. Igualmente el respeto a los derechos inherentes a la libre y soberana dignidad del país como la libertad de prensa, garantía del diálogo entre gobernantes y gobernados. Todo esto hará posible el regreso a una democracia con instituciones perfeccionadas y robustecidas a través de la indispensable reforma de la Constitución para evitar que se imponga el trajín a menudo poco decoroso de los políticos sobre el bienestar popular que es sinónimo de paz y tranquilidad social.

“Los sectores populares deben mantener la calma y la serenidad para que el país salga triunfante de la crisis y no derrotado por el rencor político y la lucha contra hermanos. La patria nuestra y la patria de nuestros hijos hay que reedificarla con sacrificio y desinterés para que el Perú sepa siempre vivir con honor y dignidad”.

Comencé este capítulo indicando que me iba a abstener, en lo posible, de calificar, pero no puedo menos que decir que ha sido verdaderamente penoso, lamentable, tener que transcribir este editorial que el tiempo, que es el mejor juez, nos lo presenta, ahora como un verdadero amasijo de palabrería, de vacua y ridícula retórica para justificar el genuflexo comportamiento del diario ante la fuerza bruta que no otra cosa es un golpe militar que es injustificable como atentado a la Constitución y a la soberana voluntad del pueblo que elige a un presidente derrocado, pero que en el caso particular de Fernando Belaúnde era verdaderamente inconcebible por su alta calidad moral e intelectual.

El abismo entre Belaúnde y los beneficiarios del golpe se advirtió casi de inmediato cuando el general Velasco ante la pregunta de un periodista sobre su plan de gobierno solo atinó a decir: “sudaremos, sudaremos, sudaremos”. A partir de ese momento ya podíamos suponer lo que nos esperaba.

El Comercio recién lo supo y como lección en 1974 cuando los arrojaron de su local.

Si el leer ese editorial nos causa repulsa el día de hoy, imagine el lector cual, sería la indignación de quienes éramos cercanos colaboradores del Arquitecto Belaúnde que apreciábamos la grandeza de su obra material, su extraordinario conocimiento geográfico del país, la inconmensurable obra de Cooperación Popular en los más apartados rincones del país, y combatíamos la absurda e irracional oposición de los apristas juntos con los barones del algodón y el azúcar.

Nada de tanto que hizo Belaúnde pudo impedir que los que políticamente lo envidiaban y los que económicamente fueron afectados con sus reformas se unieran para hacer un gran coro, un escándalo, un griterio.

Todos gritaban ¿y los adeudos? ¿y la refinería? Y eran temas fáciles de explicar y así lo hizo el gobierno. Los adeudos nadie sabía cual era el monto y solo podía fijarlo el poder judicial, un proceso no menor de varios años y la refinería era una antigualla. Nada impidió la campaña de descredito cuyos mayores exponentes fueron nombrados Embajadores del Perú ante el Brasil y Mexico, durante el gobierno militar.

Y luego se conocería del pago del gobierno militar a la IPC.

Lo último que puede hacer un órgano de expresión es saludar un golpe de estado y menos aún alentarlo pues sea quien sea el gobernante derrocado él representa siempre la voluntad del pueblo que lo eligió y la interrupción de su mandato significa el quiebre de la democracia un atentado contra la Constitución cuyos perversos efectos analizaremos al tratar de los dictadores.

Escribiendo este capítulo leo una entrevista que la acreditada periodista Mariella Balbi le hace a Francisco Miró Quesada Cantuarias sobre su trayectoria periodística y le pregunta: ¿cuál ha sido uno de sus momentos más difíciles? y él contesta: “creo que cuando la nacionalización del petróleo. Precipitamos el golpe, pero no lo provocamos. Ciertamente la IPC no pagaba impuestos. Nuestra posición era que los pagara. Belaúnde fue tan noble que en su segundo gobierno devolvió los periódicos confiscados por Velasco”.

Lamento contradecir totalmente a mi querido amigo Francisco Miró Quesada Cantuarias, pero el diario El Comercio alentó el golpe y lo que es peor lo convalidó y lo festejó. Se por supuesto que él, Paco Miró Quesada no lo habría ni pensado.

Pero estas líneas se refieren al diario El Comercio.

Cuando se tenga que leer la historia del Comercio ella se encontrara en sus editoriales y este que ha comentado es uno de los más infelices tanto por su vacua redacción como porque ese golpe significó el truncar a un gobierno constructor, demócrata y honesto.

Las dos actitudes que he recordado y que corresponden a 1956 y 1968 podrían explicarse –nunca justificarse- en el hecho de que en el 56 el candidato del Comercio era el Dr. Hernando de Lavalle, pero eso no debió impedir que privara a sus lectores del elemental derecho a la información y en el caso del editorial de festejo del golpe del 68 tan mezquina actitud quizá se debió a que la batalla contra la IPC que era nacional, el Comercio la entendía como batalla propia y se resistió a que la gloria de esa solución le correspondiera a Belaúnde y en concierto con todos los politiqueros sueltos en plaza trataron de enturbiar la solución que ya habían aplaudido en el editorial sobre el mensaje presidencial.

Ese editorial del 4 de octubre de 1968 es, indudablemente, un capítulo muy negro en la historia del Comercio.

No tengo recuerdo de que El Comercio haya hecho alguna vez un mea culpa o siquiera una autocrítica del editorial de 4 de octubre de 1968 con el que -una vez mas- saludó la quiebra del orden democrático, la violación de la Constitución, la interrupción por la violencia de las armas, de un mandato popular como el que ejercen los presidentes de la República y los funcionarios que ejercen función en virtud de una elección o mandatos legales. Ya lo habían hecho en 1948 cuando aplaudieron el golpe del general Manuel Odría.

Ese mea culpa lo asumió a plenitud Francisco Igartua director de Oiga y uno de los promotores del golpe de 1968 cuando reconoció posteriormente haber sido injusto con Belaúnde y sobre todo haber desdeñado como “simple obra física” de su primer gobierno la que después reconoció como la obra de infraestructura que el país necesitaba y que fue aún mas explícito al término del segundo mandato de Belaúnde en 1985 cuando dijo textualmente: “Es de justicia decir que nunca antes se respetó tanto la libertad de los medios de expresión para informar, opinar y hasta injuriar. Belaúnde llegó al extremo de abdicar a su deber de hacerse respetar conforme a ley”.

Y en otro párrafo de ese editorial del 30 de julio de 1985 continúa Igartua: “Se dice que Belaúnde no logró imponer orden en el país, que en estos tres años ha habido desgobierno. Pero en su descargo se podrá responder preguntando ¿Existe a nuestro alrededor en América Latina un solo gobernante que haya logrado imponer su autoridad en medio de la crisis económica que agobia a toda la región ¿o es que alguien en el Perú prefiere un dictador al estilo Pinochet o Fidel Castro que si son dos gobernantes que gobiernan aunque sin resolver tampoco la crisis económica aplicando el silencio policial, amordazando a la libertad”.

Y párrafo muy importante de ese editorial es éste “habría que añadir, luego de las preguntas que, a pesar de todo, nadie en el Perú ha construido mas que el Presidente Belaúnde. Es impresionante la obra de infraestructura que deja a su sucesor en carreteras, electricidad, escuelas, centros habitacionales, irrigaciones. Una obra gigantesca que ha repartido millones y millones de salarios o sea de comida para el pueblo. Y aunque gobernar no solo es construir- muchas veces dijimos que era eso y algo más- menos todavía es hablar y no hacer”.

El tiempo, no nosotros, dirá la última palabra sobre el presidente Belaúnde”.

Ese es un auténtico mea culpa de un periodista que era valiente, honesto pero que a veces pecó de apasionado y vehemente.

Todos sabemos –y a los que no lo saben o lo han olvidado hay que recordárselo, que Belaúnde luego de 12 años fue elegido por un abrumador 46% imponiéndose al mismo Jefe Maximo del Partido Aprista Peruano, don Víctor Raúl Haya de la Torre quien, según el tribuno Javier Valleriestra “ha sido el más ilustre peruano de todos los siglos”.

Y Belaúnde logró eso a pesar de una infame campaña de desprestigio de la dictadura velasquista.

Como mencionamos lineas antes don Francisco Miroquesada Cantuarias reconoció que Belaúnde fue tan noble que devolvió los diarios confiscados a sus legítimos dueños el primer día de su segundo gobierno. Esa nobleza de Belaúnde incluyó el olvido del editorial del Comercio que aplaudió su derrocamiento.

Los gestos de Belaúnde los compartíamos sus correligionarios y yo no habría hecho mención alguna a este editorial que tanto nos dolió, en su momento, sino hubiera ocurrido un tercer hecho en esta extraña relación del Comercio con Belaúnde.

El mismo día en que presenté el Rescate de la Memoria III un correligionario me preguntó si había leído un artículo del Comercio en el que hacían referencia al nefasto primer gobierno de Belaúnde. Al día siguiente repase la edición del día señalado y días anteriores y al no encontrar nada llamé a mi amigo quien me aclaró que eso lo había leido en una separata del diario El Comercio.

Los lectores saben que los diarios publican separatas sobre los temas más diversos: música, literatura, geografía, astronomía, cine, modas gastronomía y tantos más.

La separata que busqué y encontré era precisamente de Historia del Perú.

Para mayor conocimiento del lector le diremos que esta separata tiene un índice que contiene, entre otros, temas tan diversos como la cultura mochica, las líneas de Nazca, tecnología ancestral, economía colonial, la sociedad virreinal, iconografía mochica, etc, etc.

La separata tiene una sección titulada cronología con 4 títulos de los cuales el 1, 2 y 3 corresponden a Pre Inca, Virreynato y República que no hemos visto ni nos interesa.

La que hemos visto y comentamos en la cronología 4 que comprende los hechos más importantes ocurridos en el Perú y en el mundo desde 1810 al 2000 y que reproducimos en fotocopia.

De su lectura apreciara al lector que en la década del 60 los únicos hechos importantes son la derrota de Haya de la Torre en las elecciones del 62, la presentación de un libro de Vargas Llosa en 1963 y el derrocamiento de Belaúnde en 1968.

En la década del 80 no aparece que Belaúnde fuera elegido para un segundo mandato. Solo aparece el incidente de Chuschi que significó el inicio del terrorismo en 1980, el fenómeno del Niño en 1983 y la intencionada estatización de la banca de Alan García en 1987.

Revisamos la década del 40 y solo aparecen tres hechos: el terremoto de 8.2 grados en Lima en mayo, la aparición de las barriadas en Lima y la invasión ecuatoriana de la frontera.

No aparece que otro demócrata como José Luis Bustamante y Rivero fue presidente del Perú.

No nos ocupamos de los hechos de importancia mundial porque no nos interesan para este comentario, pero el lector los apreciará pues los reproducimos en fotocopia.

A estas alturas del relato usted querido lector se preguntará y a este señor que le interesa que El Comercio destaque unos hechos y otros no. El diario tiene todo el derecho de hacerlo. Y al lector que hiciera era observación yo le replicaría que esa omisión de hechos importantes y la parquedad de información, la forma tan escueta en que relatan tantos hechos de la historia tienen un contraste que solo puede considerarse escandaloso, para mi apreciación muy criticable, cuando encontramos una pagina entera a colores con el título “La Revolución de las Fuerzas Armadas” una foto del general Velasco saludando al pueblo y varios subtítulos: la nacionalización de empresas, la reforma agraria, la educación, los medios de comunicación y el lento retorno a la democracia.

La incredulidad es la primera sensación al leer esta página. Usted también la leerá por que igual la reproducimos.

En primer lugar dice: “tras el fracaso del primer gobierno de Belaúnde algunos militares llegaron a la conclusión de que los civiles no eran capaces de realizar los profundos cambios que el país necesitaba. Por eso decidieron tomar el poder por la fuerza y realizar las reformas que consideraban necesarias”. Pocas veces se podrá leer una tan burda justificación de un golpe militar. Pero el desconcierto no termina ahí.

Al leer lo que se refiere a la reforma agraria solo se limita a expresar que “se expropiaron las grandes y pequeñas empresas de la costa y de la sierra para entregársela a cooperativas formadas por sus trabajadores permanentes” Solo hace una tímida crítica “Los trabajadores agrícolas temporales no recibieron mayores beneficios de esta distribución”. Ni una sola palabra sobre los nefastos efectos de esta reforma agraria en toda la agricultura nacional.

En lo que se refiere a la nacionalización de empresas solo cuenta a los lectores de la separata “una de las primeras acciones del régimen fue la estatización de la industria petrolera de propiedad norteamericana. Mas tarde haría lo mismo con otras privadas como bancos mineras y pesqueras”. Y nada más. El transmitir así lo ocurrido es simplemente desinformar.

Si El Comercio les hubiera dicho a los lectores de la separata que esas nacionalizaciones ocasionaron una deuda externa de ocho mil millones de dólares que es hasta ahora nuestro mayor lastre en la economía les habría informado bien.

Pero donde esta página del Comercio alcanza ribetes no sé si desmesura total y se consagra casi como un panegirico, una apología de la Revolución es cuando se refiere a los medios de comunicación y todo lo que dice es esto: “Poco a poco las críticas de la prensa contra el gobierno fuero vistas como un obstáculo para realizar las reformas y se decidió nacionalizar también los medios de comunicación. La televisión fue controlada por medio de una ley y desde el 27 de julio de 1974 los diarios independientes fueron confiscadas. Así la circulación de las noticias pasó a ser manejada por el Sistema Nacional de Información y la Oficina Nacional de Información, restringiéndose la libertad de prensa.

Ruego al lector releer lo que dice la separata en este capítulo y que advierta en que forma tan delicada, tan suave, tan meliflua describe El Comercio el más brutal atropello a la libertad de prensa en la historia nacional. Casi, casi justifica el que fueron despojados de su propiedad de un día a otro.

Desde esa fecha que ellos mencionan 27 de julio de 1974 los propietarios del Comercio, incluido don Luis Miro Quesada, no tuvieron el más mínimo derecho, en su diario, ni siquiera de ingresar al local y por supuesto sin ninguna indemnización hasta el 28 de julio de 1980 en que Fernando Belaunde devolvió a todos los medios de comunicación sus propiedades confiscadas.

Eso debió recordar y reconocer aun que no lo agradezca a Belaunde y no decir casi con miedo “restringiéndose la libertad de prensa”. Esa libertad de prensa se violo y los hombres libres sobre todos los de Acción Popular salimos a las calles para protestar y también protesto ahora por tan indelicada omisión.

No sé y quizás no sepa nunca cuál fue la intención o motivo del Comercio para haber publicado tan seráfica versión de la revolución de Velasco y les reconozco su derecho de dirigir su diario como quieran, pero como lector que soy del Comercio, tengo el derecho de reclamarles, al menos, consecuencia con quien como dice Francisco Miro Quezada Cantuarias, tuvo la nobleza de devolverles el diario”.

Dos cosas quisiera precisar sobre la separata comentada.

La primera es la que mas de uno me ha advertido. “Esa no es la opinión del Comercio”. Es una separata, todos los diarios hacen separatas y eso no vincula al diario.”

No es cierto la separata dice claramente: “historia del Perú (pop-np) obra colectiva creada por iniciativa y bajo la coordinación de la dirección de publicaciones y multimedios de empresa editora El comercio S.A y además se señala con nombres y apellidos quienes son: el director: Bernardo Roca Rey Miro Quesada y quienes son: La editora, la sub directora, el directora adjunto, los redactores, que son dos y oh sorpresa una asesoría histórica conformada por cinco personas.

Tanta y tan calificada gente para producir este panfleto hace recordar la expresión: el parto de los montes. Lo primero esta pues, aclarado. Es de responsabilidad del diario.

La segunda cosa es como afecta a los lectores de las separatas. Los lectores de separatas de los diarios son en su inmensa mayoría, niños y adultos que guardan y consultan separatas. Son personas de la más humilde condición económica que no tienen libros ni menos bibliotecas. Empastan sus separatas y las consultan en los temas más diversos como hemos visto.

Y en este caso de historia, en pueblos jóvenes, en sitios apartados figuran en pequeñas escuelitas como fuente de consulta y, en mi opinión, esta es la fuente menos deseada tan solo por que se trata de glorificar a una dictadura.

Y para terminar una pequeña anécdota personal. Publicadas “Rescate de la Memoria I y II solicité a los dos Pacos Miroquesada, Cantuarias y Rada me comentaran el libro.

Paco M. Q. Cantuarias me expresó que no lo había recibido. Le manifesté que se lo había dejado personalmente en su casa en la Av. Primavera y me aclaró que se acababa de mudar. Que posiblemente se le había traspapelado. Se lo volví a enviar a El Comercio.

Solicité a Paco Miro Quesada Rada que me hiciera un comentario al libro, lo que le recordé dos veces. La última vez que lo vi fue en la Embajada Francesa un 14 de julio y al acercarme a él, me recibió con esta expresión que me desconcertó: “No me vas a obligar a comentar tus libros”.

Le expresé que ya no pensaba hablarle de mis libros. Que solo me había acercarlo a saludarlo, lo que hizo que recobrara su habitual cordialidad conmigo.

Imagino que su enojo se debía a que en Rescate de la Memoria – El 56 había consignado muy expresamente el total silencio del El Comercio sobre Belaúnde en 1956.

EXTRAÑA, MUY EXTRAÑA RELACIÓN (CONTINUACIÓN)

Este capítulo estaba terminado, el libro no, cuando El Comercio protagonizó otra extraña, insólita relación, que inicialmente no quise comentar. Lo hago ahora porque han pasado varias semanas y nadie la ha comentado.

Quizá resulte exagerado calificar esta relación como histórica, pero vale la pena remarcar su importancia.

Por mandato constitucional el Jefe de Estado cada 28 de julio presenta a la Nación un Mensaje ante el Congreso de la República.

El 22 de julio de 2010, seis días antes de presentar el mensaje al Congreso, el Presidente de la República Alan García ofrece un mensaje al país en tres páginas del diario El Comercio que lo invitó a una entrevista, en el local principal y con la cúpula de la dirección del diario.

El hecho es digno de comentarse si se recuerda que el 15 de mayo de 1935 un joven aprista, de 19 años, asesinó a don Antonio Miró Quesada y su esposa, cerca al Club Nacional.

Luego de ese vil asesinato se consideró natural el odio del Comercio a todo lo que se relacionara con el aprismo al que antes se había atribuido el asesinato del Presidente Sánchez Cerro y luego se le atribuiría el asesinato de don Francisco Graña.

La repulsa del Comercio al aprismo está patente en el editorial del diario saludando el golpe del General Odría contra el gobierno Constitucional de don José Luis Bustamante y Rivero, al día siguiente del mismo. Parece que fuera un reflejo automático del Comercio a los golpes militares; los saludan al día siguiente de ser ejecutados. Así actuaron en el golpe del General Velasco contra Fernando Belaúnde.

El editorial al que aludimos decía, entre otras cosas, lo siguiente:

“Más era evidente que una secta internacional y marxista, extraña a la emoción de la patria y que utiliza la demagogia, la violencia y el crimen para llegar por medio de la revolución a la captura del poder no puede ser combatida sino por la fuerza. No de otro modo se puede salvar al país de malditos sectarios que no vacilan en desencadenar la lucha fraticida que pervierte el alma de nuestra juventud y que se arrogan el derecho de dar códigos y convertirse en jueces con el personal propósito de imponer a los prosélitos que delinquen la marca infamante y el asesinato cobarde”.

Y el editorial finaliza así “la primera tarea del nuevo régimen ha de ser entonces poner al APRA en la imposibilidad de hacer daño al país a fin de estar en condiciones de desenvolver luego y libremente un programa de gobierno constructivo y útil para la nación”.

Comenzaré por decir, antes de comentar el diálogo de esa entrevista que no critico la reconciliación, ni censuro que se sepulten los odios y los resentimientos.

Lo que yo pienso del aprismo y lo que ellos me inspiran lo digo en un capítulo especial de este libro y no vale la pena repetirlo en este.

Repetimos, es positivo que no haya más odios y habría sido muy saludable que –en su tiempo- el señor Alan García hubiera hecho su mea culpa, que nunca le escuchamos.

Nos limitaremos a comentar los términos del diálogo, que, repetimos, ningún medio de comunicación ha comentado. Esa actitud, en un ambiente acomodaticio como el nuestro es comprensible, pues una opinión en uno o en otro sentido puede llevar al comentador a mal quistarse o con El Comercio o con el señor Alan García y ese trance tratan de evadirlo.

Como el título del libro es “sacar al fresco” eso haremos con el diálogo que comentaremos.

Los lectores saben que las páginas del Comercio son muy grandes y ocuparía mucho espacio comentar todo el diálogo que en concreto, estimamos ha sido “un comercial” que el diario le ha ofrecido a su invitado.

La educación de los anfitriones les impedía hacer aclaraciones o limitaciones a la locuacidad y reconocido narcisismo del invitado, lo que ha ocasionado que involuntariamente El Comercio ha sido transmisor de muy discutibles opiniones de Alan García, que detallo:

1.- Al expresar su opinión sobre la Corte Interamericana de Costa Rica ha dicho: “He escuchado decir que toda la corte de Costa Rica está politizada, por decir como se dice dentro del Perú, caviares.

Pero el mundo es así.

Si el señor García vivió diez años en Paris debería saber que a cierta izquierda en Francia la llaman “la gauche caviar” que no tiene el significado peyorativo que emplean los fujimoristas para aplicarla a los defensores de los derechos humanos. Hace unos años los llamaban “los cívicos”, así como en Cuba llaman “gusanos” y en Venezuela “escualidos” a sus opositores.

Es de suponer que, en adelante a los opositores al aprismo también los llamen caviares.

2.- Cuenta Alan García que les dijo a sus Ministros “yo venía de cargar por mas de diez años una cruz que no me correspondía”. No es exacto. La cruz a la que alude fue la construcción de su prescripción, que a la vez le permitió alegar persecución con el resultado final de su impunidad.

Esa es la verdadera historia.

3.- No corresponde a la verdad que Alan García diga: “Ha habido dos partidos políticos en el Perú: el civilismo y el aprismo y lo digo con vanidad”. Y que a continuación se refiera a los ochenta años del aprismo y a la extinción del civilismo. Aquí caben dos aclaraciones:

a) Se olvidó de mencionar un partido, Acción Popular, que con Fernando Belaúnde Terry le ganó las elecciones al mismo Víctor Raúl Haya de la Torre en 1963 y a Armando Villanueva del Campo en 1980 y que gobernó constitucionalmente y en forma transitoria con Valentín Paniagua, a la caída de Fujimori y

b) El civilismo no ha muerto. Estaba representado en los doce apóstoles de su primer gobierno y todos los poderosos que hoy lo rodean, los mismos que siempre merodearon alrededor del mandón de turno.

4.- Perdió el señor Alan García una brillante oportunidad de quedarse callado cuando –olvidándose del refrán que dice: “no mencionar la soga en casa del ahorcado”- comete una falta de tino al referirse innecesariamente al asesinato de Antonio Miro Quesada, pues estaba sobre entendido que eso estaba olvidado. Y menos cuando dice: “Haya de la Torre no tuvo nada que ver” agregando: “A título de padre a hijo me lo repitió muchas veces y siempre me dijo: ten cuidado con los locos que te puedan rodear”. Esos “locos” eran los fanáticos e intolerantes que producía la prédica aprista. Y como una vez Alan García dijo: “yo era discípulo de Haya de la Torre, pero alumno de Fernando Belaúnde” le recuerdo una frase de Belaúnde: “tengo orgullo de no haber armado, jamás, la mano de un asesino”.

5.- “Algo muy serio dijo Alan García en esta entrevista: “Yo les confieso que nuestra propia democracia, salvo que hubiera cambiado profundamente, se volvía en un obstáculo para luchar contra el terrorismo y se volvía en un instrumento del terrorismo, chantajeando a los jueces, atemorizando a la democracia”.

Las expresiones transcritas me hacen recordar los alegatos en defensa de Fujimori y el célebre “casette de Ayacucho” que el lector encontrará en la sección La Galería.

6.- También es digno de comentar que haya dicho: “Fujimori hubiera pasado a la historia pero sucumbió al apetito del poder”. Si antes, en la entrevista, transmitió la opinión de Haya de la Torre que el mejor presidente del Perú había sido Leguía y si recordamos que el señor Haya reclamaba todos los años a Velasco que estaban realizando el programa del Apra, advertimos su inclinación a los dictadores.

7.- Quizá lo más importante de la entrevista es la parte final cuando lamenta Alan García que “debió haber una coexistencia que hubiera hecho mucho bien al Perú y sin adular a el Comercio, pero El Comercio es una institución que tiene más de cien años y tendrá otros cien años. Una institución tan importante como un medio de comunicación y una institución social y organizada como era el APRA pero parece que el diablo hubiera metido la mano un día en 1935. Como habría dicho don Ricardo Palma “Blanca migada y en taza”. Ya está planteado: una santa alianza en la que al Comercio quizá le toque hacer el papel que tuvo la Tribuna. Total, al señor García lo que ahora le preocupa en volver el 2016.

Alguna secuela ha tenido esta entrevista. Veamos tres hechos ocurridos después de la entrevista.

a) Uno de los más prestigiados periodistas del Comercio Hugo Guerra en una columna dice: “Ya no estamos frente al joven e impetuoso presidente del primer gobierno sino frente a un madura estadista. Es igual a que a una empresa no muy santa le hubieran otorgado un ISO 2001.

b) Otra buena pluma del Comercio la Sra. Meier Miroquesada escribe sobre un entrañable personaje como es el Principito y a la mitad del artículo aparece, sin ton ni son, una referencia a Alan García y

c) Juramenta el nuevo viceministro de Cultura muy vinculado al Comercio y un periodista le comenta que es la primera vez que un vice-ministro juramenta en Palacio y el señor Roca Rey dice: “será una deferencia del Presidente “Habrá que seguir con atención hasta donde llegarán las deferencias y no olvidar que estas se iniciaron cuando El Comercio cedió al Sr. Alan García un espacio muy leído los domingos, donde se lee a Vargas Llosa, Carlos Fuentes, y otras destacadas plumas.

El Comercio le cedió gentilmente el espacio nada menos que para divulgar la nueva Biblia aprista: “el perro del hortelano” Y ese espacio lo ha usado dos veces más, con el mismo tema.

Al terminar este capítulo me alienta que no avance más la alianza que ofrece Alan García al leer en el Comercio un valiente artículo de político tan serio y valioso como es Henry Pease en el que denuncia la abierta y desembozada convivencia de apristas y fujimoristas.


Escrito por

Carlos Cabieses López

Senador (1963-1968 y 1980 -1985). Ex vocal del Consejo Superior de Contrataciones y Adquisiciones del Estado del 2001-2004 y del 2006-2009. Ha escrito los siguientes libros: Rescate de la memoria I (1956), Rescate de la memoria II (Primer Gobierno de Belaúnde)


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Sacando al fresco

Aquí se escribe el libro Rescate de la memoria Nº IV